En plena crisis sanitaria, la Essap hace vivir un calvario a sus miles de usuarios por la falta de agua. Alega que no tiene dinero para invertir; sin embargo, se alista para pagar un millonario monto a una escribanía que le gestiona una escritura. Cuestionan actuar del titular del ente Natalicio Chase.
Mientras la ciudadanía hace fila en las estaciones de servicio para adquirir botellones de agua, o espera a que sea de madrugada para tener presión en sus duchas o canillas para higienizarse, llevar a cabo los quehaceres de la casa, implora tener un poco de agua y desea cumplir con el protocolo de lavado frecuente de manos, la Essap está centrada en el pago de un millonario monto a una escribanía pública que le gestiona una escritura por las modificaciones hechas en su estatuto por el aumento de su capital social.
El ente sanitario podría pagar por este trámite en breve más de G. 4.000 millones a la escribanía de Ana Graciela Llano Viera, que fue elegida “a dedo” y que llamativamente hizo una “contrapropuesta” a la Essap y redujo el monto a G. 1.000 millones. A esto, la Essap nuevamente pidió una quita (rebaja) del 20% que según el titular de la Essap, Natalicio Chase, está siendo “evaluada” por la Procuraduría General.
Chase sostuvo el lunes que tal gestión no puede ser hecha por la Escribanía Mayor de Gobierno (EMG), primero porque la Essap es una SA (Sociedad Anónima) y porque le impide a la EMG la Ley Nº 2592.
El caso de la escritura “de oro” trasciende justo días después de que la propia institución señalara que no tiene recursos para invertir en el mejoramiento de la provisión de agua.