En el año 2013 Tributación ya recibió un informe en el que le alertaban sobre la situación crítica del Sistema Marangatu. El documento fue cajoneado durante años y recién en 2016 hablaron de “urgencia impostergable”.

Marta González Ayala supo que el Sistema Marangatu estaba al borde del colapso ya en los primeros meses de su gestión como viceministra de Tributación.
Pese a aquella situación, González Ayala decidió esperar tres años más, con lo cual el problema empeoraría, para terminar favoreciendo con un millonario contrato al Centro Interamericano de Administraciones Tributarias (CIAT), del que ella formaba parte.